¿POR QUÉ LA ECONOMÍA FEMINISTA DEBE SER TRANSVERSALIZADA EN EL PROGRAMA DE GOBIERNO DE GABRIEL BORIC?

Por Piroska Sandoval E. Trabajadora Social. Postítulo en Infancia y familia en contexto judicial Militante Frente Feminista CS Biobío.
Desde la incorporación de la mujer al mundo laboral y la visibilización de las inequidades de género impulsadas inicialmente por el feminismo clásico, se han diversificado a través de los años las distintas aristas que las circundan, promoviendo la aparición de distintos tipos y enfoques feministas, que vienen a poner sobre la mesa las desigualdades con que las mujeres nos plantamos en esta sociedad.
Desde este escenario entonces, en donde nos situamos en un momento en el que hemos alcanzado posicionarnos en un mercado laboral (no ajeno a discriminaciones arbitrarias, misoginia y desigualdad de oportunidades), siendo visibilizadas e incluidas en la estructura económica y contribuyendo al cambio hegemónico, se hace necesaria la reflexión y la toma de conciencia de cómo la división sexual del trabajo coarta nuestro desarrollo personal más allá del campo laboral.
Previo a continuar la reflexión, cabe consignar que cuando hablo de roles de cuidado, me refiero a todas aquellas tareas que permiten la satisfacción de necesidades de aquellos dependientes, que no pueden gestionar de forma autónoma sus requerimientos de subsistencia, incluyendo primeramente a la infancia y adolescencia.
Entendiendo la división sexual del trabajo, como un reparto desigual del trabajo remunerado y no remunerado entre hombres y mujeres, que se mantiene con solidez en este sistema económico predominante, el cual tiende a una naturalización expresiva y cultural casi arbitraria de nuestro desempeño de roles ligado a lo expresivo y lo doméstico, la economía feminista viene a cuestionar y proponer un análisis sobre la valorización y las proyecciones de la distribución y redistribución de las tareas de cuidado. ¿Cómo responder entonces en lo concreto a un sistema económico sesgado por problemáticas nacidas desde la división sexual del trabajo? Sin duda la política pública ha centrado sus esfuerzos en disminuir brechas y proponer soluciones que permiten en cierta medida compatibilizar el ejercicio laboral con la entrega de cuidados, sin embargo, continúa responsabilizándose implícitamente a las mujeres en distintos roles de cuidado, más aún cuando ello se vincula con la maternidad.
Desde esta premisa, cuando nos planteamos como un Gobierno abiertamente Feminista y que propone poner un énfasis en generar un sistema nacional de cuidados que promueva la corresponsabilidad social de éste ¿Cuál es nuestro camino? ¿Qué permitirá marcar la diferencia en el cambio hegemónico? Indudablemente situaros desde el paradigma feminista permitirá avanzar en ésta tarea, sin embargo, resulta a mi parecer preponderante impulsar desde la formación inicial de nuestra población, cambios que permitan desnaturalizar pautas culturales que romantizan el rol materno desde la primera infancia, eliminando estereotipos sobre nuestro desempeño materno y nuestra gestión del tiempo, lo que muchas veces lleva a relativizar nuestras elecciones de participación política y permanencia en el mercado laboral y a cuestionarnos nosotras mismas sobre ello, presionadas por el imaginario de “la madre negligente” que se ve indudablemente impulsado por las creencias y definiciones nacidas a la base de las propias leyes vinculadas a la protección de la infancia, generándonos dicotomías, contradicciones y malestar emocional a la hora de decidir sobre el tiempo que destinamos al ejercicio de la múltiples roles que se nos ha impuesto de manera implícita por la cultura patriarcal.
Finalmente, cuando nos planteamos la transverzalización de la economía feminista en el desarrollo del plan de gobierno nos permite mirar con esperanzas aquellas propuestas que nos hablan de una reactivación económica con enfoque de género, como así también aquellas vinculadas a la creación de un sistema nacional de cuidado y sin duda, todo aquello que permita avanzar en la erradicación de cualquier tipo de violencias hacia las mujeres que se dan más allá del espacio doméstico.
